El blog de Miguel García Loizaga

La tregua

A las tres de la tarde, todos nos agolpábamos alrededor del televisor para conocer nuevos detalles de la situación.

Una guerra civil en ciernes y ni ella, ni él, estaban dispuestos a ceder un paso en sus reivindicaciones. Tanto la Presidenta, como el general rebelde habían renunciado ya a cualquier tipo de acuerdo.

Entonces nos percatamos de la ausencia del abuelo.

Había estado toda la mañana murmurando mientras rebuscaba en las cajas donde guardaba las instantáneas sin reclamar, de cuando hacía fotos a los turistas que iban a la costa.

El viejo apareció en la pantalla del televisor, frente al palacio presidencial, rodeado de periodistas y mostrando a las cámaras una fotografía descolorida.

Aunque mucho más jóvenes, aún se podía reconocer en ella a los dos jóvenes amantes cogidos de la mano. Una tarde de verano, con el mar al fondo.

Cuando el poder no era una prioridad. Cuando sólo se necesitaban el uno al otro.

Al día siguiente se anunciaron nuevas negociaciones.

Ya no tenemos miedo, la gente sonríe más.

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